domingo, 23 de noviembre de 2008

Sólo un minuto más...

No entiendo, ¿acaso no puedo verte? Yo te hice, yo te formé, sin mi no eres nada ni nadie, ¿acaso ya lo olvidabas?

Así lo creo muchacho, ni se te ocurra escapar, eres mío. Te levantas a la hora que yo te diga.

7:30 a.m, ni un minuto más ni menos, ¿me oíste?, entonces ¡respóndeme!, deja de lavarte los dientes.

No te encierres mucho tiempo en el baño, acuérdate…lo veo todo, se todo de ti y tu nada de mí.

¡No me digas, ya comenzaste a chillar como niñito de dos años! ¡Todas las putas noches haces eso! Entiende, ella nunca te quiso, tu viejo era alcohólico, te da miedo la oscuridad, te miedo estar solo, tu perro se perdió, tu trabajo es un basura…lo sé, ¿crees que no?

Y tu almohada ahora esta empapada, y a tu costado, una almohada seca, fría y sin arrugas. A tu alrededor polillas, moscas y muebles vacíos. En tu cocina, un solo plato, un solo vaso u solo juego de cubiertos sucios estancados en el lavadero. Desde chico odiaste ser responsable.

7:29 am, falta un minuto, y comenzarás de nuevo. Te harás el mismo peinado, comerás las mismas dos tostadas con mantequilla y un poco de mermelada , tomarás un jugo de toronja, te pondrás tu misma aburrida ropa y saldrás a tu misma aburrida vida.

A veces siento que la cagué, todo el mundo piensa que soy perfecto, pues no, a veces la cago y creo cosas como tú. Por eso ahora te observo tanto, en cierto modo eres un error agradable, y eso que tu mamá trato mucho por tenerte, a veces sientes que mejor si no hubiera resultado, ¿no?

Le hice caso, se merecía un hijo, no es su culpa que tu seas así, para tal caso mejor cúlpame.

7:30 a.m, y comenzamos de nuevo muchacho, ¡arriba!

viernes, 21 de noviembre de 2008

Sin piedad

(Un poco de silencio en el ambiente)
(Solo un poco)
(Agitación) (Excitación)
(Tal vez luces muy tenues)

-¿estas bien?- pregunta totalmente desconcertada- ¿seguro que estas bien?
(Silencio total en el ambiente)

-Supongo que si. Solo déjame asimilarlo ¿si?

(Ella lo abraza…) (No como a un niño)
(Tampoco como a un hombre)

-Es normal supongo. Supuse desde antes que iba a pasar algo así. No se como pero lo supuse. No es por molestar pero… muchas veces eres algo predecible ¿sabes?.- clavando fríamente ojos y uñas en él.- no solo muchas veces, eres bastante predecible.

(Sangre) (Lagrimas) (Un silencio distinto)

- Déjame ir por favor. No me siento bien. Esto nunca debió ocurrir. Yo no debí… tu no… Déjame… por favor. Ni una sola palabra. Después de hoy seremos desconocidos perfectamente grabados por siempre en la memoria de este cuarto.

(Agitación) (Las luces nunca cambian)
(Las luces… siempre mudas) (Siempre testigos)
(Siempre dioses)

jueves, 20 de noviembre de 2008

De vuelta

Cuando pensó que ya nada peor podría ocurrir descubrió entonces que si podía.

Si en ese momento pensó en algo, no pensó que alguien pensaba por el en ese instante, pensamientos tan parecidos y a la vez tan lejanos, indiferentes.

Cuando pensó que todo andaba en orden descubrió el caos.

Si la calma amanecía con el, era desorden la señora con quien dormía las siestas y destrucción la joven con quien mantenía relaciones antes de dormir.

Cuando por fin cayo en cuenta de que todo podía ser un sueño recordó que el ya vivía una pesadilla.

Si desgracia lo acompañaba con un te y unas galletas. La realidad lo desgraciaba aun mas que sus pesadillas.

Si pensó que podía innovar, cambiar su rutina, imaginar algo nuevo, pensar algo increíble, olvido otra vez que el era solo Cotidiano.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Y rezo

Llegas como un demonio a irrumpirme la paz. Te odio... no por ti sino por lo que me haces sentir.
Caigo en tu círculo de autodestrucción y te cagas de risa, te cagas en mí, te cagas en todos. ¿Sientes que todos debemos formar parte de tu patético juego de lástima? Si no lo estoy, soy tu enemigo y si lo estoy soy una piedra en tu zapato.

Mierda como no te entiendo, ¡mierda como te odio!

¡Quiero que me dejes respirar!¡Quiero que me dejes en paz! Por favor te lo ruego dame sólo un día perfecto para mí, déjame ser egoísta, déjame ser idiota, déjame ser…¡por favor!

Cierro los ojos y me vuelvo cristiano por dos minutos y rezo, rezo por que no vengas.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Dulce suspiro (parte 2)

No hay humanos, no hay ese calor humano, aquel que me hace sentir cómodo, aquel que me hace sentir que no estoy solo, que no soy el único de mi tipo. No soy uno de esos osos polares ni un duende danzante. No soy una sirena, no soy comestible, eso espero.

Un frío recorre mi espalda, tengo miedo y mucho. Soy el extraño acá, no soy lo cotidiano, soy el invasor, el elemento de desequilibrio, el cambio. Me siento desesperado, no tengo dónde ocultarme, cada lugar es más feliz que otro y francamente estoy encontrando este sitio muy macabro.

Me siento atrapado en una de esas máscaras griegas de felicidad. Esa que es una constante agonía, esa que es tan feliz que no es natural, esa que realmente incomoda y asusta.

Entonces veo un edificio echando humo. Humo, lo que desentona en este aire rosa y limpio.

¡Hogar!

Pues no, al entrar en la fábrica no pierdo el tiempo y busco algún indicio de humanos. Subo hasta el tercer nivel, nada. Escucho risas, risas humanas, risas imperfectas, risas incomodas, risas naturales.

Entro en la habitación…veo humanos, nunca he visto tantos, todos apretados, sucios, nerviosos. Veo unas sillas, veo unas máscaras, veo como duendes y mimos dementes extraen la risa de los humanos, exprimiéndoles su felicidad, hasta la muerte. Los cuerpos son transformados en pasta, y esa pasta es transformada en caramelo, y ese caramelo es repartido entre este maldito macabro mundo rosa. La risa, la emoción, es embotellada y usada como alimento para las criaturas fantásticas, el cabello, las uñas y los dientes son molidos y transformados en escarcha, esa que decora las ventanas.

¡Quiero salir, quiero salir! Cierro los ojos…nada, ¡estoy atrapado! Tengo miedo, tengo frío, me siento solo, me siento horrible, me siento egoísta, me da miedo ir a ayudarlos, me da miedo salvarlos.

Me siento en un rincón en posición fetal, llorando, cierro los ojos de nuevo y espero salir de aquí.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Dulce suspiro (parte 1)

Me desperté e inmediatamente lo supe. ¿Qué está pasando?

Un sutil olor a almendras acarameladas se filtra por mi ventana. El aroma se caricaturiza, transformándose en manos, me envuelven, me acarician anunciándome este día particularmente extraño.

Me levanto, mi casa sigue estando exactamente igual que antes. El cambio es fuera. Trato de no apresúrame en salir, me siento relativamente cómodo aquí…pero no puedo contenerme, la curiosidad me está matando. Salgo y me encuentro con un mundo rosado.

Tal vez rosado no en color, más bien rosado en magia, alegría, dulces y sonrisas.

¿Y cómo demonios sucedió todo esto? Las casas estaban hechas de galletas con capas de azúcar que escarchaban ligeramente las ventanas de caramelo. Emanaban un olor a naranjas confitadas y chocolate derretido. En la entrada principal, árboles de mazapán decoraban la fachada.

El edificio en construcción frente a mi casa, ahora era un campo de manzanas acarameladas donde osos polares las recogían y las llevaban dónde duendes danzantes que las repartían en las puertas de los hogares.

Escuchaba risas de niño, aquellas que se escuchan en las mañanas de navidad y en los juegos de madera de los parques. Y meciéndose entre las ramas de chocolate blanco de los árboles de mazapán notaba casas de árbol hechas de las más maravillosas golosinas que he podido ver. Era una lluvia de colores y sabores…mango, fresa, sandía, moras y arándanos.

Caminé hacia el parque. La grama emanaba un sutil olor a menta y yerbabuena. Tomé un puñado y lo mastiqué lentamente. ¡Que fantástico! Fresco y dulce, ligeramente picante, simplemente perfecto.

Flores con pétalos de gomita y centro de grajeas entonan unas encantadoras melodías. En el gran río de refresco de maracuyá burbujas de fresa son desprendidas por pícaras sirenas.

Sí, todo suena fascinante, efectivamente esta era una experiencia deliciosa, embriaga mis sentidos y me encanta.

Pero…no hay nadie.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Hora de dormir

Y es así como llega la hora de dormir. El cielo va cambiando de forma. La luz se vuelve cada vez más tenue. La temperatura cada vez más azul hasta llegar al azul mas frío. Y los parpados como elefantes increíblemente pesados. No hay mas aves, todas duermen en sus nidos. Por un momento no hay mas luces. No mas sonidos. No mas penas ni placeres. Es el fin de un día. Es hora de dormir.

Ahora es como si el tiempo también se detuviera. La cama adopta tu forma. Y la conciencia exige a pesar de lo cansado que se pueda estar, una recapitulación del día. Un balance general de las acciones. Un recuerdo de la infancia exige un rezo. Una tradición inquebrantable creada mas por miedo que por amor. Por miedo a dormir y no despertar. A que aparezca por debajo de mi cama el monstruo al que mas temo. Que mi almohada decida ahogarme. Simplemente por miedo. Converso con mi miedo y no logro vencerlo. Solo hago un trato por una noche mas de paz. Se que mañana tendré que conversar con el de nuevo. Tendré que pedirle que el monstruo se retrase una noche mas. Pedirle que controle a mi almohada mientras duermo. Que mi conciencia de asesino no haga eterno mi llanto ni mis sueños. Que olvide por favor el rostro de todos los que asesiné. Rezo porque tengo miedo. Tengo miedo porque rezo a mis miedos. Porque en el fondo yo soy mi mayor miedo.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Oraciones

Aun no me explico bien como un ser tan Cotidiano puede llegar a ser tan extraño. Como lo que le podría pasar a cualquiera se podría convertir en una aventura para alguien menos aventurado. Como la vida de alguien se convierte en el modelo de otro. Como las metas de alguien se basen en lo que hizo o no un conocido, o ni siquiera alguien cercano sino un objeto distante y bien vendido. Como es que en el proceso llega uno a convertirse también en eso. Un objeto. Un ser Cotidiano.

domingo, 9 de noviembre de 2008

¡Damas y caballeros...

… niños y niñas, les traigo desde los confines de la jungla humana, un ser excepcional! Por favor quédense en sus asientos, cuiden a sus niños y no hagan movimientos bruscos.

¡Vamos, animemos a la bestia démosle un fuerte aplauso!

(…)

Uuuh, ¡vamos! creo que tiene un poco de miedo. A ver usted, si usted señora, aplauda lo más que pueda… y tu, el del polo azul, ¿a eso le llamas aplaudir?

Veo que se asoma, ¡calma niños! Está completamente domado y ligeramente anestesiado. Siento el miedo en sus ojos, al fin y al cabo somos más y lo sabe.

¿Ven sus pies?, está encadenado sólo por precaución, esas llagas son por sus intentos de escape, han sido innumerables, hasta que advirtió que sólo estaría a salvo y cómodo con nosotros.

No están frescas, son cicatrices. Como verán aquí no se practica la violencia, sólo, si es necesario proteger a un público tan entusiasta y cálido como ustedes. ¡Oh, está asomando la cabeza, vamos muchacho, acércate!

¡Helo aquí! No se dejen llevar por esa apariencia sumisa y esos ojos dopados, detrás se esconde un ser lleno de miseria, rabia e impotencia listo para atacar. Una carrera frustrada, una educación inservible, una vida monótona, una apariencia normal, un ser mediocre. ¡Sólo miren esos ojos!

Un fracaso para sus padres, un ser amado a medias, fuera de compromiso incapaz de luchar por alguien o por algo.

¡No sientan pena! Sientan asco, patética bestia, escoria social, ¡Vamos, avanza! ¡Saluda al público! Tranquila señora no le hará nada, sólo no lo mire por mucho tiempo. La mediocridad se contagia.

¿Ven esas marcas en su brazo? Intentos en vano por terminar su existencia, ¡ni siquiera en eso triunfó!, aún sigue aquí, respirando y terminándose nuestro aire.

¿Estás intentado decirnos algo?, ¡no nos interesa! Tus palabras intrascendentes rebotan es mis oídos, y estoy seguro que en los del público. Han pagado la entrada para observarte no escucharte. ¡Silencio he dicho!

Creo que esto ha sido suficiente por hoy, de todos modos ya es hora de su dosis y veo que el asco los está incomodando.

¡Despidámonos con un fuerte aplauso al parásito social! ¡Bravo, bravo!

Muchas gracias y buenas noches.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Nube

Me levante de un salto, estaba tarde. Subí a una nube sin cambiarme el pijama, tenia que trabajar. Después de todo quiera o no ya tenia esa responsabilidad. En el camino me cruce con los osos, siempre tan conversadores y yo que estaba apurado. Siempre con su “deberías relajarte Cotidiano, mira como entierras las manos en la nube, ¿le haces daño sabes?” .Claro que se que le hago daño, pero tu también le haces daño porque si no trataras de impedir que llegue a trabajar no me estresaría osos tontos siempre conversando de mas.

Por fin llegue al trabajo y no entre. Ya estaba tarde. Osos tontos. ¡Y la mirada de la jirafa!, no sabes lo que era… en verdad yo tampoco. Creo q estaba feliz que no llegue a tiempo al trabajo, creo q no le caigo muy bien. ¡y no sabes! Deje las llaves de la nube puesta y cuando pensaba regresar a mi casa ya no estaba. No la casa, sino la nube.

Imagínate pues. Si así fue hoy. Como será mañana ir al trabajo y sin nube.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Carta a Cristiano

Puede que haya estado feliz de verte. No voy a negar que detrás o quizás delante de la felicidad cargaba un poco de miedo. Y es que si estoy feliz por verte, pero temo por como vayas a reaccionar por cómo has estado. Temo por qué me cuentes con toda sinceridad que ha sido de tu vida y enterarme que no fue para nada lo que esperaba. Probablemente tema mucho mas que fue como mas temía. Y es que entiéndeme Cristiano no haces bien al tener ese nombre y caminar el camino por el que andas. 

¿Qué paso contigo Cristiano? ¿Cuándo cambiaste tanto? No quiero pensar que nunca te conocí aunque todo apunte a eso. Sé que nos hemos alejado y si estoy feliz de verte créeme. Pero me decepcionas. ¿Te acuerdas cuando trabajamos juntos? ¿Cuánto me criticaban no? Y no es por dármelas de honesto, porque sé que no lo fui, pero Cristiano, entiende que yo nunca me esforcé tanto como tú para tapar mis malas acciones. Fui criticado por mostrarme como era en ese momento no por como soy. Y si te preguntas tampoco es para darme aires de grandeza pero sin ti he podido dejar de lado gran parte de lo malo en mi. 

Déjame ser sincero ahora. Estas cagado Cristiano. Lo siento pero es la verdad. Me siento mal de haber sido parte de ti. De ser participe en tu hipocresía, de seguirte los jueguitos. Si Cristiano hemos estado ebrios mil veces. No lo vas a negar. ¿Qué si acaso hemos hecho estupideces? ¡Claro que si Cristiano! Y con qué asco las recuerdo. Lo peor de todo es que jugando me hiciste recordarlas, es mas Cristiano me contaste más de lo que quería saber de ti y de tu hipocresía. Cámbiate de nombre por favor. Deja de ensuciarlo. ¡No lo hagas más! 

Cristiano, llore contigo. Ahora lloro por ti. Por lo que eres ahora. Probablemente por lo que siempre fuiste y nunca quise aceptarlo porque pensaba que yo era tu problema. Y no Cristiano. Fui parte y no lo voy a negar pero no fui todo el problema. También ensucie tu nombre y ahora intento limpiarlo con mis acciones, con un cambio de actitud, un nuevo rumbo en mi vida. Te pido Perdón Cristiano pero si yo lo hice tú también puedes. NO. Si yo lo hice te exijo a ti Cristiano que lo hagas. Y si no quieres o no puedes te exijo que al igual que yo abandones tus deberes por un tiempo y ordenes tu vida porque con tu hipocresía y tus lindas palabras más que ayudar la estas cagando. De que te sirve ir a misa Cristiano si pasas por la calle sin ver a los niños que te piden ayuda con esos ojos que en serio no entiendo como haces para pasar por su lado totalmente indiferente. De que te sirve predicar buenas acciones si no cumples ni siquiera la básica que es amar a todos y amarte a ti también. ¿De qué te sirve Cristiano? Si terminas borracho y contando tus “grandes hazañas” . ¿Por qué convences a los demás a hacer cosas que tu no estás convencido de hacer? Y no es imposible Cristiano, yo lo hago y no mas con tu nombre. Porque si ser Cristiano es como tú lo eres, no quiero serlo más. Por eso es que me rio Cristiano cuando me preguntas si pienso volver. Si pienso otra vez trabajar a tu lado. Y es que si quiero hacerlo, porque no soporto como te estás matando y estas matando inocentes al llevar su nombre. Quiero trabajar contigo porque se que dentro de tu porquería aun hay gente que si vive como deberías vivir tu. Gente que vale la pena. Que si merece llamarse Cristiano. Que tiene los “webos” de serlo. Y sobre todo porque quiero salvarte Cristiano. Porque quiero que dejes de ser lo que eres y hagas honor por fin a tu nombre.

La reina y el plebeyo

Me enamoré de ti. Fue tan simple como eso.

Caminaba por las calles humedecidas por los últimos días de otoño, con las manos dentro de los bolsillos, la solapa del saco viejo tirada hacia arriba, un cigarrillo entre los labios y la mirada perdida entre las montañas de concreto.

Y de repente, la vio. Su belleza atemporal, parecía confundirse con aquellas estatuas griegas, tan inaccesibles, tan majestuosas. Sus labios rosa, sus ojos café, la tonalidad de su piel, el brillo de su cabello, la profundidad de su mirada. Nada podía hacer evitar que el sentimiento crezca: la vio, pestañeó, y la amó.

Quiso llamar su atención, más todo intento fue en vano. ¿Cómo ella podría fijarse en un simple plebeyo?

Permanecía estática, melancólica por ratos. Pasaban las horas, y él, empañaba el vidrio, observándola.

Siempre volvía por más. Sus ojos se ajustaron a buscarla en las noches, en el plato de cereal, en las cenizas, en los troncos de los árboles. Las miradas de los demás eran comparadas con la de su amada. Ninguna tan bella, tan profunda y a la vez efímera.

Nadie comprendería ese amor. El recorrido hasta llegar a ella era exhaustivo, pero siempre sus ojos estaban esperándolo.

Soñaba con arrancarle las medias en un despliegue de pasión, besarle las manos, la parte trasera de las rodillas y encontrar formas con los lunares de su espalda.

Y ella permanecía inmóvil, nunca lo miraba, nunca lo incitaba, nunca lo llamaba, ella se sentaba en su trono y él le besaba los pies.

Pensó en fugarse con ella, pensó que tal vez ella necesitaba su ayuda para escapar de la cárcel de vidrio, pensó que tal vez ella siempre lo estuvo llamando. ¿Cuántas fueron las veces en que pasó sin saludarla, sin observarla, mientras ella lo llamaba con fervor?

¡Todo fue mi culpa! ¡Perdóname, soy un perfecto idiota, un ciego, un imbécil!

Llorando, suplicando, se arrodilló frente a la reina y juró liberarla.

Se desveló ideando el plan perfecto. Todo tenía sentido, toda medida había sido tomada, todas las posibilidades de fracaso habían sido abordadas.

Esa mañana, caminó a paso apresurado, sin correr, no quería verse sucio para ella. Se dirige hacia esos dulces ojos que lo están esperando.

Algo andaba mal, esa mirada era extraña, esos labios no eran rosa, esos ojos no eran café, esa piel ahora era tosca, las facciones plásticas, el cabello opaco.

Y nunca más supo de ella.

Aún continúo buscándote en las noches, en el plato de cereal, en las cenizas, en los troncos de los árboles.