sábado, 11 de octubre de 2008

Calmadamente Violento

La distancia me atrapa y te aleja aun más. Sin embargo aun puedo ver dentro de tus ojos y respirar tu mismo aire. Puedo escuchar tus pensamientos y dibujarlos como míos, pero no puedo descifrarlos, aun menos entenderlos.

Una flor camina y se consume bajo el sol. Un viento agradable la despedaza pétalo por pétalo y
después, simplemente todo y nada.

Y ahora entre tantas voces solo escucho la tuya. La reconozco y la hago mía. Es tu voz lo que me guía y termina por perderme. Es ese sonido, pero no son las palabras porque solo las oigo y dejo su eco sonando por días en mi cabeza. Las palabras no las entiendo y ese sonido aun lo tengo en mi cabeza.

Entonces todo pierde sentido otra vez. Y el azul del cielo no es más azul. Y la flor no es más una flor. Pero sigue ahí. Intentando ser lo que no puede ser más. Comprendiendo que bajo ese cielo estaba perdida y bajo ese viento que solo sentía despedazarla se encontraba el sonido que una vez la había cultivado. Una risa que paseaba y la levantaba. La transportaba y jugaba con ella. Que ahora la abandonaba bajo ese cielo. Bajo esa suerte.

Eres tanto ahora que no sé que cuando estás tan cerca. Tiendo al error por los nervios. Tiendo a desaparecer en tu mirada y siento tanto miedo. Tiendo a pensarlo todo y olvidarlo en tus ojos. Tan calmadamente violentos y verdes. Solo me queda bajar la mirada y encontrarme con una flor que acabas de soltar.

De pronto soy yo desde el suelo y destrozado quien te ve conversando con alguien ajeno. Ajeno como una persona o una flor. De pronto soy Cotidiano.

De pronto soy una flor.

De pronto no soy más que yo y nadie a la vez. Y nadie con un destino compartido.


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