sábado, 11 de octubre de 2008

La foto

Clic.

Estoy congelado en un pasado irreal.

Con un clic, me atrapaste. Soy un objeto que brilla y respira encima de la mesa de noche dónde pones tus pastillas para la tos. Mi sonrisa latente, soldada a mi rostro, mis pómulos hinchados, casi a punto de estallar. Mi tres arrugas en la frente, algunas patas de gallo en los ojos, recordándome de esas noches abrazadas por las estrellas, y yo abrazando una botella de alcohol.

Mi ropa holgada, sin seguir un estilo de moda particular, unos jeans gastados. Un polo simple color verde y una casaca marrón. Nada grave, nada emotivo, todo realmente cotidiano.

¿Y en el fondo? No lo sé. El espacio que me rodea me es extraño. No recuerdo haber estado allí, no recuerdo haberlo soñado, ni siquiera recuerdo haber sentido ese torrente en la espalda previo al conocidísimo deja vú. Mis ojos se encuentran perdidos, observando fijamente hacia la supuesta cámara, autora de mi encarcelamiento.

Con un clic, me atrapaste. Y ahora reluzco, enmarcado en un vidrio. ¡Con qué facilidad soy tu objeto! No comprendo el lugar de la foto. Este pasado me es un misterio. No encuentro alguna pista que pueda indicarme la locación.

Seguiré observando tus pastillas para la tos, hasta que decidas qué hacer conmigo.

¡Oh!, ya recuerdo…

1 comentario:

neko dijo...

La cosificación de la persona, cada vez de manera más pasional. La foto más que robarnos el alma, nos hace objetos, objetivamente, impersonales.