miércoles, 10 de septiembre de 2008

De duendes, colores y Memoria

Sucedió que los planetas se alinearon de modo inusual. Sucedió también que Cotidiano decidió dar un paseo de lo mas cotidiano.

Estaba ya listo para salir pensó. Tenía los zapatos de zafiro negro, el pantalón con arrugas de recién nacido y la camisa que acompañaba una sonrisa de ganador pues Cotidiano sabia que sería un buen paseo y nadie nunca pudo negar que no lo fue porque nadie nunca lo vio pasear.

Fue próximo a la salida cuando sintió que algo le faltaba. Dio una rápida repasada mental de todo lo que tenía puesto y descubrió que no le hacía falta nada. Una mano al bolsillo y todo estaba donde debería estar. La misma mano en otro bolsillo y el resultado fue el mismo. Siguió con el proceso y se dio con la sorpresa que en el bolsillo izquierdo faltaban las llaves, totalmente indispensables para su regreso a casa. Era obvio que Cotidiano no saldría de casa sin sus llaves.

Los planetas seguían alineados de modo inusual y para Cotidiano era otro día totalmente convencional, pues era totalmente normal que extraviara algún objeto. Volaron los minutos y las cosas por la casa, y Cotidiano seguía sin encontrar las cada vez mas añoradas llaves. Pensó entonces que las llaves podrían estar bajo una empolvada y olvidada alfombra que en algún tiempo si cumplió la honorable labor de adornar con vivos colores la sala y que ahora solo seguia en aquel lugar por descuido. Al sacudirla, como era de esperarse la alfombra desplegó una nube de polvo y ácaros. Cinco ingenuos ácaros fueron a parar al ojo derecho de Cotidiano.

Coincidió pues el hecho de cerrar el ojo derecho con que al mismo tiempo todos los seres humanos parpadearan como uno solo. Cotidiano procedió a mover la mano derecha cerca de su ojo para hacer un poco de viento y así sacar a los cinco ingenuos cuando noto que no podía producir viento y al mismo tiempo descubrió que ya no existía mas el tiempo. Tampoco los colores.

Vio entonces como funcionaba el mundo fuera de tiempo y como dos duendes sin color reían con sus llaves en la mano mientras decían en idioma de duende fuera de tiempo y color alguno, bienvenido a Memoria.

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