El cielo deja de ensayar sonrisas.
Con especial prisa abre los ojos.
Vuelve la mirada a quien lo mire.
Con especial placer atardece.
Las aves no vuelan en la densidad de sus horas.
Los hombres no buscan llegar mas allá de su grisácea inmensidad.
El cielo permanece inmóvil.
Atrapa los sueños del soñador.
Oye los llantos y la conciencia y se pierde entre los tonos rojizos que va tomando.
No permanece mas inmóvil.
Suspira ahora en penumbra.
Al cielo ahora dos miradas.
Del cielo unas cuantas lágrimas.
Del recuerdo solo un presente.
Del futuro nada.
El cielo permanece inmóvil.
Divergen en las estrellas sinnúmero de historias.
Princesas y muerte.
La penumbra es alumbrada.
El himno entonado bajo los héroes del ayer.
Al cielo una mirada y una mujer cansada.
Es el día de noche.
Es un sueño.
El cielo duerme y con el la luna y los árboles.
Con ellos nosotros y con nosotros nadie.
Todo se detiene en lo que dura un respiro.
Un instante eterno.
Una promesa bajo el universo.
Una historia mas para el cielo y este deja de ensayar sonrisas.
Con especial prisa abre nuevamente los ojos.
Con especial placer atardece, se marchita y suspira en penumbra.
Disfraza la noche con claridad y vuelve empezar.
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