lunes, 15 de septiembre de 2008

Shhh...duermo

Nunca supo muy bien la hora y la hora fue lo que menos importo en la historia que contaría años después a un desconocido como el mismo lo era los martes. Había tomado una siesta que se prolongo mas de lo esperado y aun no despertaba. Fue solo hasta que una extraña sensación por despertar se apodero de su cuerpo y abrió por fin un ojo. No vio nada. Cerró el ojo y abrió el otro. Siguió sin ver nada.

Seguramente pasaron horas hasta que decidió detener el abrir y cerrar de ojos en caso de que por fin lograra ver algo cuando comprendió que simplemente ya no veía, que en algún momento de su siesta sus ojos adoptaron el color del olvido y olvidaron asi como ver la realidad. Comenzó entonces a recordar todo lo que había hecho antes de la siesta y ningún hecho salía de lo cotidiano. Ni el lavar ropa, ni el secarla, tampoco el ver algunos documentales por televisión. No entendía el porque de su ceguera.

Ahora estaba de pie. Las manos estiradas buscando formas y dibujando un camino. Pies dudosos y sobre todo, ciego. Tropezó 4 veces hasta llegar al interruptor de la luz, solo para cerciorarse que en verdad estaba ciego y que no podía hacer nada para evitarlo. Aun asi camino hacia otro interruptor y la sensación al activarlo fue exactamente la misma que sintió al activar el interruptor de su cuarto, inseguridad.

Cotidiano no conoció nunca el miedo. Regresó a su cuarto e intento continuar la siesta que lo había dejado ciego. Exactamente en la misma posición, con el mismo cansancio y sin saber tampoco la hora. No pudo conciliar el sueño.

Una alarma sonó. Era un nuevo día. El ayer para Cotidiano nunca existió mas que en sueños.

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